Hace pocos días salió un reportaje sobre el aceite de coco y el riesgo de padecer problemas cardiacos. Me siento en el deber de escribir del tema porque es un alimento que recomiendo mucho, y más aún, cuando estás embarazada o lactando.
Voy a empezar desde los inicios de la humanidad, nuestros antepasados (recolectores y cazadores) llevaban una dieta alta en grasas, se estima que un 75% de sus calorías venia de este grupo de alimentos, por cierto, eran personas sanas, fuertes y musculosas, morían por causas muy diferentes a las de hoy en día.
Luego llega la agricultura masiva y la revolución industrial, que vuelve más atractivos los alimentos, nuevas formas comerciales de engorde de los animales y las cosas empiezan a cambiar. Los cereales, el maíz, el trigo, harina, azúcar y sal refinadas y muchos derivados de procesos industrializados empiezan a ser nuestro principal plato en la mesa, combinados con nuevas grasas inventadas por el hombre como la margarina y los aceites de vegetales, dando origen a problemas coronarios, diabetes y demás enfermedades de la actualidad.
Como respuesta a estas enfermedades aparecieron recomendaciones de llevar una dieta baja en grasa, alta en cereales, (recuerdo claramente la pirámide alimenticia), con ello vino la era de los productos «bajos en grasas» {fat free}. Sin embargo a pesar de seguir estas recomendaciones, las enfermedades de este tipo siguen creciendo a números exponenciales en los últimos años, evidenciando claramente que por ahí no va la solución.
Yo recomiendo el consumo de grasas, muchas de ellas saturadas como el aceite de coco, mantequilla o huevo, para el efecto hago la siguiente reflexión: si cuando eras bebé fuiste amamantado con leche materna, en consecuencia las grasas saturadas fueron tu principal fuente de alimento, pues la leche materna es un 54% grasas saturada. ¿Te hace algún sentido que un bebe pueda consumir este tipo de grasas y tú no?
Por otro lado reflexionemos sobre nuestras necesidades biológicas como humanos, las células de nuestro organismo requieren grasas saturadas para funcionar, las grasas saturadas contribuyen con el funcionamiento de los pulmones, corazón, huesos, hígado y sistema inmunológico, para sellar con broche de oro, la grasa es el principal alimento del cerebro. Ahora te hago esta reflexión: ¿realmente crees que con dejar de consumir aceite de coco vas a estar sano?
Reflexiona acerca del estilo de alimentación actual: vegetales producidos con fertilizantes; gaseosas llenas de químicos y azúcar; alimentos de supermercado llenos de perservantes, colorantes y aditivos, azúcar por todos lados, carnes de animales engordados a través de hormonas; alimentos genéticamente modificados, mi lista puede continuar…
Conncentrémonos en volver a lo natural, a comer como Dios manda, y cuando te digan que algo natural te va a hacer daño, cuestiónalo, reflexionalo, ¿no será producto de la misma industria que quiere confundirnos?
Exelente explicación, porque hay muchos nutricionistas que la eliminan de la dieta.